Dios
Creemos que hay un solo Dios, existiendo eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, que son iguales en poder y gloria. Este Dios Trino creó todas las cosas visibles e invisibles, y las sostiene y gobierna conforme a su voluntad soberana. (Gn 1:1; Dt 6:4; Is 44:8 y 48:16; Mt 28:19-20; Jn 10:30; Heb 1:3)
Dios Padre
Creemos en el Padre, un ser infinito, eterno y personal; perfecto en santidad, sabiduría, poder y amor; que él con misericordia se involucra en los asuntos de nosotros; que oye y contesta las oraciones; y que salva del pecado y la muerte a todos aquellos quienes llegan con él a través de Cristo Jesús. (Dt 33:27; Sal 90:2; Sal 102:27; Jn 3:16 y 4:24; 1Ti 1:17; Tit 1:3)
Dios Hijo
Creemos en el Hijo, el hijo unigénito de Dios, engendrado, no hecho, concebido por el Espíritu Santo, y nacido por la virgen María. Creemos en su vida perfecta sin pecado, sus milagros y enseñanzas, su muerte como sustituto y expiación, su resurrección corporal, su ascensión al cielo, su intercesión perpetua por su pueblo, y su segunda venida a la Tierra. (Is 7:14; Mi 5:2; Mt 1:23; Mr 16:19; Lc 1:34-35; Jn 1:1-2, 8:58 y 11:25; 1Co 15:3-4; 1Ti 3:16; Heb 1:8; 1 Jn 1:2; Ap 1:8)
Dios Espíritu Santo
Creemos en el Espíritu Santo, quien procede del Padre y del Hijo, quien junto con el Padre y el Hijo debe ser adorado y glorificado. Convence a los seres humanos de su pecado, de justicia, y de juicio. Viene a regenerar, santificar, y facultar para el ministerio a todos aquellos quienes ponen su fe en Jesucristo. Creemos que el Espíritu Santo intercede por los creyentes, y mora en cada uno para guiarle, enseñarle, y asegurarle que es un verdadero hijo de Dios. (Jn 6:13, 14:16-17, y 16:8-11; Hch 1:8; Ro 8:16,26 y 15:13,16; 2Co 3:18; Heb 9:14)
La Biblia
Creemos que la Escritura del Antiguo y Nuevo Testamento es la Palabra de Dios, inspirada por Dios y sin errores, y la guía infalible para la fe y la práctica. La Palabra de Dios es el fundamento sobre el cual la iglesia se opera y se gobierna. (Is 28:13; Neh 8:8; Jn 17:17; 2Tim 3:16-17; Heb 4:12; 1Pe 1:23-25; 2Pe 1:3-4 y 1:21)
La Salvación
Creemos que todo el mundo es pecador por naturaleza, y así bajo condenación; que Dios regenera por el Espíritu Santo, y los que se arrepientan de sus pecados y confiesan su fe en el Señor Jesucristo para salvación son justificados y restaurados con Dios y reciben el don de la vida eterna. (Hch 8:15-17; Ro 3:23 y 5:8; Ef 2:1-3 y 8-9; Tit 3:5)
El Cielo y el Infierno
Creemos en un cielo literal y un infierno literal, y los que ponen su esperanza, fe y confianza en el Señor Jesucristo pasarán la eternidad en el cielo gozando de la gloria de Dios, mientras los que rechazan el don gratuito de Dios en Cristo Jesús pasarán la eternidad separados y fuera de su presencia. (Sal 9:17; Mt 5:3, 5:22, 18:9 y 25:31-34; Mr 9:42-49; Lc 12:5; Jn 3:18; Heb 12:23; 1Pe 1:4; Ap 14:10-11 y 20:11-15)
La Iglesia
Creemos en la iglesia universal, invisible, el cuerpo espiritual sobre el cual Cristo es la cabeza. Todos aquellos que reciben el don de salvación forman parte de ese Cuerpo de Cristo. Creemos que Cristo instituyó la iglesia en el mundo como testimonio de su reino, y estableció normas para ordenarla. La iglesia es el medio principal que él usa para extender su reino, hasta que él venga de nuevo. (Jn 17:20-21; 1 Co 12:12-13; Ef 3:10-21)
El Ministerio
Creemos en el ministerio presente del Espíritu Santo en la iglesia, que él da dones a todos los creyentes para la edificación de ella, y que cada creyente tiene por lo menos un área donde puede servir (ministrar). Creemos en el ejercicio de los dones espirituales conforme a los ejemplos y las instrucciones que se nos han transmitido en las Escrituras. Creemos que Cristo también ha dado dones en la forma de personas que ejercen ministerios en la iglesia con el fin de edificarla. (Hch 11:27-30, 13:1-3; 1 Co 12-14; Ef 4:11-13)
La Segunda Venida
Creemos en la segunda venida de Jesucristo, que volverá a la Tierra en forma visible y corporal para realizar su reino. Creemos que resucitará a todos los muertos con cuerpos nuevos, para el juicio final; para la bendición eterna de los santos, y para la separación eterna de los malvados. (Mt 16:27; Hch 1:11; 1Co 15:42-44; Ap 19:11-16, 20:11-15)